Trabajar con un cobot “ya no es el futuro”

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Trabajar con un robot será cada vez más común. Ocho de cada diez lugares de trabajo aumentarán el uso de robótica en la próxima década. Así lo desvelan los datos de una encuesta global realizada por ABB a más de 1650 grandes y pequeñas empresas de Europa, Estados Unidos y China. A esta tendencia se suma la robótica colaborativa que se estima que su demanda crezca cerca del 20% anual entre 2020 y 2025.

Frente a estos indicadores, ¿se sienten las personas preparadas para trabajar codo con codo con un robot colaborativo?, ¿hemos integrado esta tecnología en nuestro día a día?, ¿conocemos los beneficios que puede llegar a aportar la robótica?

Con el fin de analizar estas cuestiones, ABB ha organizado en el Customer Innovation Center (CIC) un encuentro sobre robótica colaborativa en el que han participado la periodista Esther Paniagua, el consultor de negocio digital y formación Fernando de la Rosa, y el director de negocio de ABB Robotics & Discrete Automation para España y Portugal, Sergio Martin, para poner en contexto estos datos y dibujar un escenario de los pronósticos en el campo de la robótica y de la automatización.

Robótica colaborativa: flexible, fácil y productiva

El encuentro “Personas y cobots: ¿Qué nos une?», moderado por Alex Salvador, gerente de la Asociación Española de Robótica y Automatización, ha puesto en relieve la relación persona – robot y el debate de si los robots acabarán sustituyendo las tareas humanas. Sobre este asunto Esther Paniagua ha planteado la necesidad de educar y concienciar a la sociedad sobre esta vinculación: “se necesitan ejemplos que ayuden a ese cambio de mentalidad que propicie que las personas confiemos en estos sistemas y creamos que nos van a aportar un mayor bienestar. No vienen a reemplazarnos ni a precarizarnos, sino a eliminar de la ecuación esas tareas repetitivas, tediosas o peligrosas para que nos podamos dedicar a otras más gratificantes”. La propia periodista ha podido testar en primera persona la facilidad de programación y la ayuda que ofrecen estos robots a través de GoFa™, uno de los nuevos lanzamientos de la familia de cobots de ABB que Paniagua ha probado durante el encuentro.

También ha habido tiempo para entender la robótica desde la realidad, sin artificios ni exageraciones. En palabras de Sergio Martin, “la robótica es una herramienta más para hacernos más productivos”. Y si se trata de los robots colaborativos o cobots el verdadero valor diferencial es “su flexibilidad y facilidad de uso. Esa flexibilidad nos permite poder adaptar la posición de trabajo o la producción a lo que de verdad nos están demandando y se necesita”. Por su parte, Fernando de la Rosa los entiende como una tecnología que “nos permite hacer más, cometer menos errores y hacer cosas que ni siquiera habíamos pensado”.

Cosas como multiplicar por cuatro la tasa de muestras COVID llegando a procesar 50.000 pruebas por día y protegiendo al personal del laboratorio de la exposición al virus. Este caso de éxito, expuesto durante el debate, es obra de la robótica colaborativa de ABB en Singapur donde se aplicaron procesos de automatización de la economía sin contacto. Es también el ejemplo de que la pandemia ha sido un acelerador para la automatización. De hecho, el 85% de los encuestados por ABB dijo que la pandemia había sido un factor de impulso en sus previsiones de introducir robotización y automatización en sus empresas.

Educación como asignatura pendiente

La robótica vinculada a la educación, al aprendizaje y a la experimentación también ha sido uno de los temas de la mesa redonda. Los tres ponentes coinciden en que aún queda mucho camino por recorrer y que es difícil porque “el entorno es implacable […] el reto de muchos profesionales es entender el mecanismo de aprendizaje que mejor le va a cada uno” ha comentado de la Rosa. Por su parte, Martin ha vinculado el tema a la cuestión de los perfiles profesionales y cuán difícil será saber qué figura necesitarán las empresas en el futuro, cuando las necesidades de producción y consumo están cambiando constantemente. En esta línea, Paniagua piensa que parte de la solución pasa por formarse en disciplinas más generales que capaciten a las personas a seguir aprendiendo y “centrarse, a parte de la capacitación o alfabetización, en las habilidades blandas o soft skills. También en esa mentalidad de aprendizaje continuo, precisamente para seguir adaptándose”.

A la pregunta del debate “Personas y cobots: ¿Qué nos une?”, Martin defiende que nos unen los retos de futuro como perder el miedo a la tecnología y asimilar la robótica colaborativa como una herramienta para potenciar el valor añadido de las personas. Sumándose a esta idea, Paniagua lo tiene claro: “nos unen la capacidad de refuerzo mutuo y de sacar lo mejor de la parte máquina y de la parte humana trabajando de forma colaborativa”. Por su parte, de la Rosa cree que el lazo entre los humanos y la tecnología siempre ha existido. Para el futuro inmediato plantea un desafío: “frente a la incertidumbre, nos toca tomar una actitud. […] nos toca volver optimista nuestra visión sobre la tecnología”.

Trabajar con un cobot ya no es el futuro. Las empresas están dispuestas a incorporarlos en su plantilla. Atendiendo a esta realidad, ABB entiende la robótica colaborativa como una oportunidad para que las compañías mejoren su productividad a través de procesos de trabajo seguros, fáciles y flexibles que actualicen las condiciones laborales y formativas y ayuden a alcanzar nuevos niveles de crecimiento. Para alcanzar el reto, será necesario informar y formar sobre sus beneficios a través de casos que pongan en valor su aportación y ventajas.

 

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