El 68% de las personas con discapacidad cree que los avances tecnológicos impulsarán su acceso al empleo

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Un año después de la irrupción de la Covid-19 y en plena “nueva normalidad”, la Fundación Adecco, con el apoyo de Keysight Technologies Spain, presenta el informe Tecnología y discapacidad, un análisis que, a lo largo de los 10 últimos años, ha profundizado en cómo la tecnología se está imponiendo como gran aliada para la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad, en una sociedad eminentemente digitalizada.

Esta décima edición se presenta próxima al 15 de julio, Día Internacional de las Tecnologías Apropiadas, un término que hace referencia a los avances tecnológicos que contemplan la dimensión ética, cultural, social, económica y medioambiental en su planteamiento. El binomio tecnología y discapacidad encaja a la perfección en este marco, al ser las personas con discapacidad un target estratégico para un desarrollo tecnológico inclusivo, que no deje a nadie atrás, como reza la máxima de la Agenda 2030.

Este informe basa sus conclusiones en una encuesta a 700 personas con discapacidad, complementada con datos oficiales de contratación ofrecidos por el Servicio Público de Empleo Estatal.

El empleo de las personas con discapacidad en “la nueva normalidad”

Durante el año 2020 la contratación de personas con discapacidad se desplomó un 26%, fruto de las fuertes medidas distanciamiento de la Covid-19, que impactaron en actividades clave para la economía española.  Este hundimiento puso fin a una tendencia alcista de 8 años consecutivos, en los que la contratación de personas con discapacidad había cogido velocidad de crucero.

En el año 2021 y, a raíz de la progresiva reactivación de sectores críticos como la hostelería o el turismo, la contratación de personas con discapacidad comienza a remontar. Si entre enero y mayo de 2020 firmaron 31 943 contratos, este año la cifra ha crecido un 29%, siendo el número de contrataciones de 41 252. Sin embargo, aún no se han recuperado los niveles prepandemia, ya que en mayo de 2019 la cifra fue un 14% superior a la de este año, con 48 195 contratos.

Si bien es cierto que este desfase está presente en toda la población (de hecho, a nivel general las contrataciones han descendido un 24% con respecto a tiempos previos a la Covid-19), en el caso de las personas con discapacidad conlleva el riesgo adicional de un retroceso en su inclusión social. En otras palabras y, más allá de la crisis económica, preocupan las secuelas sociales y/o psicológicas que pueden derivarse de este descenso en las contrataciones.

Así, y, según el Foro Económico Mundial todo lo perdido en 2020 podría recuperarse a lo largo de 2022. Sin embargo, la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad es un fenómeno complejo que no puede medirse únicamente en indicadores macroeconómicos. Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “el incremento del PIB no genera, por sí solo, una reducción de la desigualdad y/o exclusión social, sino que debe ir acompañado de políticas activas de empleo, estrategias de Diversidad e inclusión e iniciativas sociales que impulsen la contratación de las personas con discapacidad, siendo el empleo el único instrumento que garantiza el bienestar social de forma sostenible en el tiempo”.

La transformación digital que estamos viviendo puede ser un gran estímulo para seguir avanzando hacia la recuperación del empleo de las personas con discapacidad. Así lo creen la mayoría de los encuestados, aunque algo más de un tercio discrepa de este planteamiento, como veremos en el siguiente apartado.

Las Nuevas Tecnologías, ¿aliadas o enemigas?

Si atendemos a las cifras oficiales de actividad, observamos que las personas con discapacidad han estado, tradicionalmente, infrarrepresentadas en el ámbito laboral, con una tasa de actividad muy inferior a la del resto de la población (del 34% frente al 77% general, según el INE). Este dato refleja que 66 de cada 100 personas con discapacidad en edad laboral no tiene trabajo ni lo busca, siendo uno de los grandes desencadenantes el déficit de oportunidades reales de trabajo, ante la ausencia de accesibilidad física, sensorial o cognitiva. En este contexto, la revolución tecnológica tiene un inmenso potencial para impulsar el empleo de las personas con discapacidad, gracias a hitos como los siguientes:

  • La irrupción de tecnologías adaptadas y productos de apoyo tecnológicos facilitan las tareas y rutinas de las personas con discapacidad. Por ejemplo, equipos y programas para aumentar la movilidad, la audición, la visión o las capacidades de comunicación.
  • La robotización y la digitalización tienen un gran potencial para acabar con las barreras de discriminación basadas en variables como la fuerza física, inercias o roles que tradicionalmente han perjudicado a las personas con discapacidad.
  • La consolidación del teletrabajo está permitiendo a las personas con discapacidad desempeñar su puesto de trabajo evitando el factor desplazamiento, que tan costoso resulta en ocasiones.

Preguntadas las personas con discapacidad por esta realidad, la respuesta es contundente: el 68% de los encuestados considera que los avances tecnológicos son grandes aliados para su acceso al empleo. Sin embargo, un 32% ve la oleada de cambio tecnológico con desconfianza y teme que la Inteligencia Artificial perjudique su inclusión laboral. Los que así responden creen que su empleo es ya de por sí escaso, y con el riesgo adicional de que las posiciones que habitualmente ocupan se vean reemplazadas por máquinas.  Además, no confían en los algoritmos para evaluar y contratar candidatos, considerando que los sesgos de la Inteligencia Artificial podrían dejarles fuera de los procesos de selección.

Descarga el informe completo a través de este enlace.

 

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