Calidad 4.0: Mediciones con láser

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Los sensores láser son una de las mejores soluciones para medir de forma rápida y sin contacto, los puntos de volumen o dimensiones como espesor o longitud de alguna parte, en piezas blandas o con zonas de difícil acceso.

En el vídeo mostrado al final de este artículo, se muestra un ejemplo de aplicación que se mostró en el stand de Tecnomatrix de la pasada edición de Advanced Factories 2020. En esta aplicación se controla el espesor de los seis nervios del embellecedor del cambio de marchas, una pieza inyectada en plástico que posteriormente ha sido cromada. Este espesor, el cual es de difícil verificación, es un aspecto crítico de esta pieza porque determina el correcto montaje en el vehículo. Para esta ocasión se propuso realizar un “retrofit” de un útil de control ya existente donde se sustituyeron los controles de dichos nervios mediante relojes comparadores con bluetooth, por unos punteros láser. Este cambio supuso un decremento del tiempo de ciclo de 48 segundos a tan solo 8 segundos.

En este ejemplo, la pieza es fijada por sus RPS y el clamping es totalmente manual, pero si sustituyéramos la fijación por clamps neumáticos se podría reducir el tiempo de ciclo hasta la mitad. Dicha reducción de tiempo es clave para poder medir el 100% de la producción, tanto en el proceso de inyección como en el de cromado, donde los operarios que realizan las mediciones también tienen asignadas otras cargas de trabajo propios del proceso productivo.

El coste de retrofitar este útil es considerablemente bajo y permite un retorno de la inversión (ROI) inmediato. Solo con la reducción de scrap ya se consigue un retorno en unos pocos meses.

Adicionalmente a la detección de scrap, se obtienen beneficios adicionales derivados del aumento en la volumetría de mediciones, ya que se podría analizar mediante inteligencia artificial (IA) cuales son los valores óptimos que necesitamos obtener en la inyección para que el proceso de cromado sea lo más estable posible.

En ocasiones se pueden obtener piezas “imperfectas” en un estadio previo al proceso final, que acaban siendo buenas después del cromado, gracias a la digitalización y el uso tecnologías de la Industria 4.0.

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